El interés de la Psicología Transpersonal es la expansión de la conciencia, lo que a su vez implica la premisa de que existen estados considerablemente más amplios que la conciencia llamada "normal", y que son accesibles por cualquiera que trabaje en ello con sinceridad. Esta concepción aún se encuentra con considerable resistencia en el interior de la psicología tradicional, la que tiende, aún en nuestros días a equiparar los estados superiores de conciencia con estados psicopatológicos.
La implicancia más importante de este supuesto es que la realidad que percibimos refleja el nivel de conciencia de quien la percibe; y, consecuentemente, no se puede explorar la realidad sin hacer al mismo tiempo una exploración de nosotros mismos - no sólo porque somos, sino también porque creamos la realidad que exploramos-. La exploración puede ser realizada a través de técnicas meditativas, o bien por quien mediante un profundo y disciplinado trabajo sobre su personalidad logra liberarla de automatismos y alcanza niveles de conciencia cada vez más amplios y sutiles.
Algo sobre lo que ya desde el advenimiento de la terapia guestáltica se ha machacado incesantemente es que, para recuperar la sanidad, debemos "abandonar la mente y recobrar los "sentidos", como sugería Fritz Perls. Por cierto que esto se ha interpretado erróneamente como que es necesario silenciar la mente antes de acceder a ningún logro significativo , mas lo único necesario es no escucharla. También se ha insistido en la necesidad de estar en el presente, en el aquí-ahora.
Ambas sugerencias llevan a la expansión de la conciencia y se hallan íntimamente relacionadas, puesto que atender al incesante parlotear de nuestra mente automática es lo que nos aleja del presente. Y digo "atender" a ese parloteo porque no es necesario que éste desaparezca para caer al presente y tener la posibilidad de expandir nuestra conciencia, sino sólo dejar de escucharlo, dejar de poner atención a lo que nos dice.
Para eso, la sabia sugerencia de Perls: recobra tus sentidos - palpa, saborea, escucha, mira, huele -. Al atender los sentidos, los parloteos de la mente tienden a quedar en el trasfondo, que es todo lo que se necesita.
Especialmente desde fines del siglo XIX, en Occidente miles de buscadores han seguido las enseñanzas de maestros espirituales, a partir de su reconocimiento de un estado de conciencia expandida que en general ha sido llamado iluminación. Se ha seguido a maestros ya fallecidos físicamente como Buda, Jesús, Lao Tse, Jelal'Uddin Rumi o Krishna; y también vivos como Gurdjieff, Ramana Maharishi, Paramahansa Yogananda, Satyananda, Krishnamurti, Chögyam Trungpa, Maharishi Mahesh Yogi, Gurú Maharaji, Oscar Ichazo u Osho. El concepto de iluminación o despertar es polémico; por un lado, no podemos comprenderlo racionalmente y da pie a todo tipo de interpretaciones y deformaciones; y por otro lado, muchos místicos cuestionan la existencia de un estado de conciencia fijo y estático en el q ue alguien pueda dormirse en sus laureles.
Sin embargo, lo que sí podemos percibir en forma intuitiva es un estado de conciencia expandido. La expansión de la conciencia es algo que al menos los buscadores han experimentado y pueden recoonocer en alguna medida en otra persona.
A mi modo de ver, la visión transpersonal aporta, en un mundo actual árido, materialista y centrado en los factores económicos y en una mentalidad explotadora y ganancial, una visión esperanzadora respecto de nuestras propias posibilidades.
Una parte de la ponencia presentada en el IV Encuentro Internacional de Dessarrollo Personal. Valparaíso. Chile
Revista Uno Mismo. Nov. 2002
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