El Tiempo del alma

lunedì 24 dicembre 2012

La verdadera cura de las enfermedades... lo que no quieren que sepas!!!



Gregg Braden habla sobre cómo todos formamos parte de un campo de energía, el cual acabaría con toda la institución de la medicina moderna si fuera sabido y entendido por el mundo.
En China, una clínica aplica esta tecnología oculta para curar todo tipo de enfermedades, y se muestra en el video cómo un tumor de vejiga es eliminado en 3 minutos a través de únicamente el uso de la energía positiva.

... sobre la muerte mística

Para reencontrarnos con nuestra naturaleza universal debemos atravesar la muerte en vida, la muerte mística que disuelve nuestra personalidad y nos permite el contacto con el centro mismo de nuestro Ser.
 
Viajar a través de la muerte es un instrumento que favorece la sanación y el crecimiento personal.
Morir en vida tiene múltiples valores: significa destruir la jaula de la identidad mental construida por el ego y sumergirse en el océano de poder natural que se encuentra más allá de los muros del yo.
Destruir los confines del propio ego es, en realidad, morir a la propia identidad sostenida por la máscara que usamos que esconde la verdadera naturaleza esencial.

martedì 18 dicembre 2012

Carl Gustav Jung Sus dichos


Datemi un uomo normale ed io lo guarirò
Tráiganme un hombre normal que yo lo curaré

L'incontro con se stessi è una delle esperienze più sgradevoli alle quali si sfugge proiettando tutto ciò che è negativo sul mondo circostante. Chi è in condizione di vedere la propria ombra e di sopportarne la conoscenza ha già assolto una piccola parte del compito.

El encuentro con sí mismo es una de las experiencias más desagradables a las cuales
se huye proyectando todo lo negativo sobre el mundo circundante. Aquél que está en condiciones de ver la propia sombra y de soportar esta conciencia ya absolvió una pequeña parte de la tarea.

Conoscere le nostre paure è il miglior metodo per occuparsi delle paure degli altri.
Conocer nuestros miedos es el mejor método para ocuparse de los miedos de los otros.

L'uomo cresce secondo la grandezza del compito.
El hombre crece según la grandeza de la tarea.

L'uomo ha bisogno di difficoltà: sono necessarie alla salute.
El hombre tiene necesidad de las dificultades: son necesarias a la salud.

La vera terapia consiste nell'approccio al divino; più si raggiunge l'esperienza del divino, più si è liberati dalla maledizione della patologia.
La verdadera terapia consiste en el acercamiento a la divinidad; cuánto más se alcanza esta experiencia más nos liberamos de la maldición de la patología.

giovedì 6 dicembre 2012

La célula autoconciente .- Norberto Levy

Agradezco al Dr. Norberto Levy este artículo. Norberto es Médico Psicoterapeuta Transpersonal de amplia y reconocida trayectoria. Socio fundador de ATRA (Asociación Transpersonal de la República Argentina). www.autoasistencia.com.ar


Imaginemos que a un individuo se le ofreciera la posibilidad de experimentar una inédita aventura existencial: que todas las células de su organismo desarrollaran autoconciencia.
¿Y qué quiere decir esto?
Las células de la piel, las hepáticas, las de los huesos y la sangre, etcétera, tienen cierta vida autónoma. De hecho, recorren su ciclo vital, con un promedio de vida variable para cada una de ellas. Los glóbulos rojos, por ejemplo, viven alrededor de 120 días, luego cesan. De modo que en nuestro organismo mueren y nacen diariamente millones de células.
Supongamos ahora que un glóbulo rojo particular que nació, por ejemplo, el 10 de enero de 2005 a las 15:30 hs., tuviera nombre y apellido, conociera a los miembros de su familia y tuviera además memoria de los múltiples sucesos que le ocurrieron a lo largo de su vida. Que ese eritrocito, además, se sintiera diferente de los otros, y que dispusiera de un equipo para modificar su entorno de acuerdo con las propias necesidades; que este glóbulo rojo, en suma, fuera autoconciente.
Todo esto que imaginamos para el eritrocito, en un grado menor de la escala, ya existe en él. Estas nuevas capacidades imaginadas no serían nada más que el producto de un gran desarrollo en cada una de las funciones necesarias para alcanzar el nuevo estado. Tal vez, de aquí a otros 4.000 millones de años, que es estimativamente la edad de la vida en el planeta Tierra, sea efectivamente lo que ocurra.
Este relato fue iniciado con la descripción de una propuesta imaginaria a un individuo contemporáneo: experimentar ese salto cualitativo ahora, en el presente. ¿Y qué le sucedería a este individuo si aceptara?
Antes de nada habría que felicitarlo por su audaz y heroica decisión, pues los inconvenientes que esa unidad individual comenzaría a experimentar, serían verdaderamente colosales. Probablemente a los efectos de conocer los diferentes estadios de ese proceso serían necesarios un gran número de voluntarios que, además se reprodujeran rápidamente, pues muchas personas sucumbirían como consecuencia de los cambios introducidos por cada una de las células del organismo que, al ser auto concientes, tratarían de adecuar el medio a sus necesidades particulares.
Instalémonos, por lo tanto, en el interior de este organismo y, más precisamente, en una de estas células que hubiera "probado la manzana" de la autoconciencia.
Al desarrollarse este nuevo centro autoconciente, el abrupto desplazamiento de la percepción hacia la nueva función, conduciría a cada célula a dejar de registrar el organismo del cual forma parte.
Cada una de ellas percibiría fundamentalmente lo específico y diferente que tendría, y dejaría de percibir lo que tiene en común con las demás.
Expresado desde otro ángulo, se enfatizaría el interés por lo que “puede hacer", en contraposición a aquello de lo cual "está hecha", es decir, la sustancia común. Además, registraría predominantemente sus particulares necesidades. Cada una albergaría la oscura memoria de un estado de completud en el que era una con la totalidad. Desde ese trasfondo, sus propias dimensiones actuales (escasas milésimas de milímetro) producirían una sensación de pequeñez e incompletud y, por supuesto, se generaría en cada una de ellas la tendencia a recuperar aquel estado perdido.
La experiencia de completud la recuperará a partir de la percepción de su condición de célula constitutiva del organismo global, pero esta percepción estaría oscurecida temporariamente por la irrupción de las nuevas funciones nacidas del foco de autoconciencia. De modo que el único recurso del cual dispondrían por el momento para intentar resolver la sensación de pequeñez e incompletud sería la autoexpansión.
Ser, cada célula, todo.
Cada una querrá, entonces, crecer y aumentar su área de influencia al máximo. Para ello disponen de estos nuevos recursos para modificar su entorno. Las células hepáticas, por ejemplo, podrían producir una dilatación del sistema arterial que las irriga, contraer el sistema venoso que evacua el caudal sanguíneo, y así retener más sangre para incorporar más nutrientes. Naturalmente, todas las células querrían hacer lo mismo y al mismo tiempo. Esto conduciría, inevitablemente, a luchas entre los órganos. El hígado consideraría, por ejemplo, a los músculos como los grandes enemigos en esta gran batalla por la sangre. Otro tanto serían para el cerebro, los intestinos, especialmente durante la digestión, por la gran irrigación de la zona que se produce en esa fase. El astuto cerebro, entonces, inhibiría el reflejo del hambre para no verse despojado de ese caudal sanguíneo que le llega cuando no hay ingestión de comida. Y así con todas las demás funciones embarcadas en lo que cada una denominaría en sus momentos de reflexión: "la dura e inevitable lucha por sobrevivir". Para nuestro nivel actual de conciencia, sabemos que la evolución funcional de cada órgano es cíclica, y que en cada ciclo existe un momento de "plus" y otro de "minus". Desde ese estado que estamos considerando, en el que predomina el deseo de ser todo por autoexpansión, cada período de minus es una verdadera catástrofe que se trata de evitar por todos los medios. Una típica reflexión sería: "si atravieso este “minus” es porque alguien me ha quitado lo que me corresponde, de modo que trataré de recuperarlo". Entonces, los órganos más desarrollados —en algunos el cerebro, en otros el estómago, o los músculos, etcétera— tratarían de incorporar lo máximo para mantenerse. Quienes resultarían vaciados serían los sistemas menos crecidos. Entonces se formarían alianzas entre ellos para entablar batalla. Y así surgirían teorías acerca de por qué sucede lo que sucede, y no faltaría, seguramente, la parte que denominara a la otra "el mal", auto titulándose, por supuesto, "el bien".
Como consecuencia de estas interacciones, el sistema global del organismo se deterioraría progresivamente hasta la completa desintegración —su muerte— una y otra vez.
Quizás alguna célula desarrollara más rápidamente que otras la intuición de que junto con todas las demás constituye una unidad más amplia, de cuyo estado de salud y bienestar depende el bienestar de cada una. Tal vez se anticipe demasiado, su percepción no encuentre eco, y sea completamente ignorada.
Imaginemos a una de estas células hepáticas con batallas acumuladas, completamente convencida de la crueldad de su enemigo y de lo justo y santo de su guerra. Que además tiene la memoria de sus muertos y mártires y que honra a sus héroes, condecorados por haber puesto fuera de combate a más de 30 músculos y a buena parte del riñón derecho. Que a esta célula se le dijera: "Los músculos, riñones, hígado, cerebro y todo lo demás son diferentes funciones de la misma organización. ¡Es necesario que cese toda guerra porque venza quien venza en la contienda, pierden todos!" La sorpresa, el estupor, la irritación, tal vez la carcajada de escuchar el mayor disparate de un delirante, sería su reacción probable.
Pero inexorablemente la memoria de los aciertos y errores acumulándose en el tiempo iría produciendo una nueva visión.
Especialmente la decepción después del éxito: "Obtuve lo que quería, vencí a todos mis enemigos, y sólo entonces comprobé que no estaba allí lo que buscaba".
Hasta que, poco a poco, tanto el agotamiento del repertorio de las capacidades individuales como así también la creciente capacidad de percibir lo común, irían introduciendo un nuevo período.
Lo puramente distinto, por lo tanto, ajeno, opuesto, enemigo, pasaría a ser, simplemente, una más de las diferentes formas de manifestarse de lo común. En ese momento es cuando se descubre que lo uno no puede existir sin lo otro. Cada glóbulo rojo comienza entonces a saberse glóbulo rojo, es decir, un tipo particular de célula que cumple una determinada función en un organismo que lo trasciende, al cual si bien puede intuir, no le es dado conocer completamente dada su condición de parte integrante de él. Este glóbulo rojo puede recordar ahora aquello que anteriormente sostenía como verdad absoluta acerca de la esencia misma de la vida: "Vivir es navegar e intercambiar”. Puede recordar también su encarnizada lucha con aquella célula ósea que afirmaba exactamente lo opuesto: "Vivir es unirse sólidamente a los vecinos y permanecer en el mismo lugar, brindando sostén".
Entre las múltiples definiciones absolutas acerca del sentido de la vida que ha escuchado y siguen reverberando en su memoria como los testimonios de la época prehistórica, surge otra: "La vida es una continua lucha para conservar la integridad, aunque se muera en el intento". Así se ufanaba el combatiente defensor de esta idea, cubierto de cicatrices y medallas. Sólo al alcanzar este estado evolutivo aquellas afirmaciones dejan de antagonizar. Este glóbulo rojo ya conoce su propio nombre, también a las células del tejido óseo y un poco más de cerca a aquel otro navegante de sus mismas aguas, su primo, el marcial leucocito

Regresiones a vidas pasadas

“Una evolución de la conciencia es el motivo central de la existencia terrestre. (…) Un cambio de conciencia es el hecho principal de la próxima transforma-ción evolutiva”. S. Aurobindo

“La flor jamás ve la raíz de donde crece, por más que su vida toda sale de ella y sin ella no podría existir”.Annie Besant


La Psicología Transpersonal surge en los Estados Unidos, en los años 60, a partir de un movimiento intelectual que aceptaba la importancia de la dimensión espiritual de la naturaleza humana. A partir de allí, varios psicólogos y psiquiatras se dedicaron a investigar las experiencias de éxtasis, místicas, de conciencia cósmica, meditación, etc. Su visión era la de reconocer que las teorías psicológicas predominantes de la época eran demasiado estrechas para hacer justicia a todo el espectro de la potencialidad humana. De hecho, su aparición fue el resultado de haberse advertido que los principales modelos de la psicología occidental (Conductismo, Psicoanálisis, Psicología Humanista) se habían mostrado limitados en reconocer posibilidades de desarrollo psicológico más elevadas.

El concepto de Transpersonal, que significa más allá de lo personal, fue adoptado para referirse a aquellas experiencias que van más allá de la individualidad y de la personalidad. Para que poder comprender este término es necesario explicar que el Ser en su identidad total está conformado por el Yo Inferior y el Yo Superior. El Yo Inferior es aquel con el cual nos identificamos. Es nuestro cuerpo físico, es también nuestra mente y nuestras emociones. Es todo lo que confirma el ego, la personalidad. Es lo conocido, lo visible, lo manifestado.
Pero poco se sabe de la existencia de un Yo Superior que completa la verdadera identidad humana. Algunos lo llaman el Sí Mismo espiritual. Es el sabio, amoroso y desinteresado presente en cada uno de nosotros. Es la parte de nuestro ser a la que sólo se accede mediante un viaje por lo mundos interiores. En una profunda experiencia de silencio podemos establecer contacto con esta realidad trascendental de nuestra propia identidad divina.

La Psicología Transpersonal centra todo su interés en la exploración de la conciencia. Su punto de partida es el reconocimiento de que la conciencia tiene diferentes niveles. Desde esta perspectiva, propone la necesidad de que el individuo amplíe sus fronteras extendiéndolas más allá de los límites conocidos. La meta de este trabajo psicológico es despertar a la conciencia superior y su objetivo fundamental es la auto-trascendencia.
El hombre es por naturaleza un viajante que traviesa siglos de experiencias en un viaje hacia la Luz divina de la cual proviene. En la medida que toma contacto con esa fuente de divinidad se va acercando al descubrimiento de su realidad esencial. De ahí la necesidad de conquista de espacios internos, paisajes todavía inexplorados, que se encuentran fuera del área de lo conocido, de lo cotidiano, de la conciencia ordinaria. La posibilidad de explorar lo desconocido de nosotros mismos crea la oportunidad de ir experimentando paulatinamente una mayor completud del Ser.
El desafío que nos presenta la vida es el de acceder a la vivencia de otros niveles de conciencia distintos al ordinario. En la aceptación de expandir y ampliar nuestra realidad conocida está la posibilidad de alcanzar nuestro auténtico Yo: nuestra esencia divina.

La ampliación de la conciencia
Para los psicólogos transpersonales la evolución de la humanidad está ligada a las transformaciones de la conciencia, de allí la importancia de instrumentar al individuo en el aprendizaje de cómo ampliar y transformar su conciencia. La terminología expansión o ampliación de la conciencia se refiere a su focalización en niveles diferentes al habitual. Es en estados de conciencia expandida cuando la persona logra abarcar plenamente su identidad total: cuerpo-mente-espíritu-universo.
El trabajo psicológico en el modelo transpersonal guía al paciente en el despertar a un nivel de conciencia superior y así lo acompaña a atravesar las profundas transformaciones personales hacia la apertura espiritual. El terapeuta tiene la posibilidad de participar en este viaje con el paciente como un acompañante amoroso y contenedor. Desde este nuevo lugar lo alienta a descubrirse en su propia experiencia enfrentándose con lo desconocido de sí mismo. Es su sostén en esta aventura de la conciencia. Este vínculo terapéutico conforma para ambos una experiencia holística, pues el trabajo en niveles de conciencia expandida supone la vivencia profunda de unicidad. Si bien es el paciente el que entra en un estado ampliado de conciencia, el terapeuta lo acompaña también descendiendo a un nivel más profundo.
La Psicología Transpersonal incluye entonces la dimensión espiritual de la psiquis, entendiendo por espiritual a aquel modo de conciencia que busca experienciar la unión con todo lo que existe. La espiritualidad es reconocida como una dimensión importante de la existencia, estando el ser humano llamado a crecer espiritualmente. En su naturaleza existe esta disposición innata y el desarrollo de esta capacidad lo conducirá finalmente al encuentro con la propia naturaleza divina y a la conciencia de Dios.
El momento presente es el lugar del encuentro. Todos estamos invitados a transitar el camino del auto-conocimiento como un modo de adquirir progresivamente una mayor conciencia de quienes somos y de nuestro propósito en la vida. Es en el proceso del despertar espiritual cuando reconocemos este llamado. El punto de partida hacia el viaje interior crea la necesidad de abrir las energías corporales liberando el cuerpo de toda tensión.
El trabajo con la materia física debe unificarse con la labor en el plano mental: es imprescindible centrar y calmar la mente siempre fluctuante y vibrante. La disciplina de la concentración da como resultado el hacerse cargo de toda inquietud, de todo miedo amenazante, de todo deseo tentador. Sabemos que el miedo y el deseo actúan como barreras energéticas que dificultan el ingreso a lo desconocido. Esta es la puerta de entrada para la manifestación de las llamadas experiencias espirituales o transpersonales. El verdadero camino de la iluminación es la expansión de la conciencia, la conexión con lo desconocido. La conciencia expandida se hace ilimitada y trasciende tiempo, materia y espacio.
Comprender plenamente la dimensión del reino transpersonal es quizás, para nuestra mente cotidiana, un gran desafío. Por más que se intente, parecemos incapaces de liberarnos de los preconceptos impuestos por nuestra cultura y de aquello que dicta el sentido común. Sin embargo, todas las disciplinas científicas brindan pruebas fehacientes de que el Universo y la psiquis humana no tienen fronteras ni límites. Según William James, uno de los padres de la investigación psicológica moderna, “la mayoría de las personas vive en un círculo muy restringido de su potencial. Emplea una porción muy pequeña de su posible conciencia y de los recursos de su alma en general, así como el hombre que, de todo su organismo, se habitúa a usar y mover solamente su dedo meñique”.

Vivimos apretados en límites y no gozamos de la expansión psíquica que poseemos. La Psicología Transpersonal reconoce el potencial humano para experienciar una amplia gama de estados no ordinarios de conciencia, estados que implican una expansión más allá de los límites del ego. Es así se como amplía el horizonte de comprensión de la conciencia abarcada por la psicología tradicional ayudando a acelerar su evolución. En este sentido, ayuda al individuo a enfrentar los aspectos de la sombra en la propia personalidad y a integrarlos, le permite trascender la identificación con el cuerpo y el ego, y lo instrumenta a la conexión con los ámbitos transpersonales de la propia psique.
La Psicología Transpersonal representa un cambio de paradigma en la psicología occidental. Recordemos que el viejo paradigma con relación a la naturaleza de la conciencia y de la realidad, no contempla los estados superiores de conciencia. Las escuelas psicológicas tradicionales centran su trabajo en el ego o personalidad y el objetivo psicoterapéutico es el trabajo en el nivel psicológico. Los nuevos descubrimientos sobre la conciencia confrontan entonces a la visión científica tradicional. De esta manera se da lugar al surgimiento de una revolución conceptual de gran magnitud. La cosmovisión científica emergente se conoce como un nuevo paradigma y se convierte en parte integral de una visión del mundo más amplia.
La física es un ámbito de apoyo a esta nueva cosmovisión del Ser. El Universo en la teoría tradicional era atomista, divisible, estático y no relativista. Ahora se reconoce una realidad holística indivisible, interconectada, dinámica, relativista. Los propios físicos han sugerido que algunos descubrimientos pueden ser considerados como redescubrimientos de una antigua sabiduría. El modelo transpersonal no reemplaza ni pone en tela de juicio los modelos anteriores. Se sitúa en el marco de un contexto expandido de la naturaleza humana.
En el año 1978 se creó la Asociación Transpersonal Internacional cuyo presidente fundador y su principal teórico es el psiquiatra checo Dr. Stanislav Grof.

La terapia de vidas pasadas en la Psicología Transpersonal

La terapia de vidas pasadas es un abordaje psicoterapéutico transpersonal donde la conciencia se convierte en su principal punto de enfoque.
El trabajo terapéutico se realiza en un estado expandido, no ordinario de conciencia que permite ingresar en el reino de la experiencia transpersonal. El territorio que está delimitado por las fronteras del cuerpo físico y la percepción del mundo se ve limitada por los propios sentidos. El hombre no es capaz de ver más allá de lo que los sentidos físicos le permiten. Con sus sentidos comunes sólo experimenta lo que ocurre en “el aquí y el ahora” dentro de los límites conocidos de espacio y de tiempo. Tanto su percepción interna como su percepción externa están limitadas por estas fronteras, con lo cual se puede experienciar vívidamente sólo los acontecimientos del momento presente y del entorno inmediato.
En las experiencias transpersonales estas trabas parecen trascenderse. La dimensión física no configura un límite y las percepciones se atraviesan extendiéndose hacia otros espacios y hacia otros tiempos. El campo de conciencia no ordinario no está confinado ni al aquí ni al ahora ni a la materia. Se pueden vivir acontecimientos remotos tanto históricos como geográficos con tanta nitidez como si estos estuvieran ocurriendo en este momento.
La terapia de vidas pasadas es un testimonio fiel de esta aseveración. Este abordaje terapéutico se basa en el concepto de karma y reencarnación. Nuestra vida presente es parte de una continuidad que puede remontarse a muchas vidas previas y que probablemente se extenderá a muchas más. Las experiencias de vidas pasadas demuestran que la conciencia individual puede continuarse de una vida a otra. El alma nunca muere: utiliza la personalidad y el cuerpo físico como instrumento para su desarrollo.
La reencarnación es parte del proceso de evolución de la conciencia. El renacimiento es una exigencia de la evolución que nos asegura la manera de aprender por la experiencia, es un recorrido hacia el despertar espiritual.
La terapia de vidas pasadas es una experiencia vital profundamente sanadora; es una forma de curación del alma y como consecuencia, del cuerpo físico, que mediante la ampliación de la conciencia permite contactar con nuestros potenciales curativos.
Su valor más importante es que ofrece una experiencia personal y directa de la espiritualidad. Los límites del ego se atraviesan hasta alcanzar un sentimiento de unidad mística con todo el Universo. Este es el reconocimiento de la dimensión espiritual y cósmica del Ser.

Lic. Annamaria Saracco

Visión espiritual del sufrimiento psíquico

ASOCIACIÓN ITALIANA DE PSICOLOGIA TRANSPERSONAL
Laura Boggio Gilot. Dra en Psicología

El sufrimiento psíquico según:
El acercamiento psicológico

• Todo el sufrimiento humano proviene del exterior: el ser humano es una víctima pasiva y tiene razón de tener miedo y de defenderse del mundo externo.
• El sufrimiento psíquico se evidencia por síntomas que provienen de relaciones objetales mal metabolizadas o por condicionamientos negativos.
El ser humano tiene razón de estar resentido con el mundo: él es una víctima sacrificada de la violencia de los otros.
• La mente sana es identificada con la ausencia de síntomas clínicos y su sufrimiento no es atendido.
• La mente insana tiene síntomas y es atendida desde la supresión, sin hacer referencia al estado ético y espiritual.

El acercamiento meditativo (mirada transpersonal)
• Parte del sufrimiento es auto producido por acciones erróneas del pasado y del presente: más que tener miedo, el ser humano debe asumir la responsabilidad por sus acciones a través de una recta acción.
• El sufrimiento psíquico es, por un lado, el fruto de un karma negativo anterior, o el resultado, en el aquí y ahora, de los venenos de una mente inconsciente y egocéntrica.
El ser humano no tiene razón de resentimiento: su tarea es proceder hacia el conocimiento y la transformación de sí mismo.
• La ausencia de síntomas clínicos no es suficiente para evaluar el estado de salud.
Una mente sana es habitada por cualidades y factores éticos que producen la recta percepción que está unida con la vida.
• La mente insana es habitada por factores de inconsciencia egocéntrica y por venenos de la mente, que son atributos no éticos de ilusión y sufrimiento.
La curación implica el desarrollo espiritual.

mercoledì 5 dicembre 2012

Entrevista Grof Spanish 1



Stanislav Grof
“Cualquier cuestión que pueda uno plantearse acerca de la viabilidad de la transformación interna de la humanidad y de la evolución de la conciencia, como una fuerza con posibilidad para cambiar el mundo, quizás sea nuestra única esperanza real para el futuro”. Stan Grof

Stanislav Grof, M.D.,Ph.D: Psiquiatra de origen checo, con cinco décadas de experiencia en investigación de estados no ordinarios de conciencia. Ha sido el investigador principal en el programa de investigación psiquedélica en el Psychiatric Research Institute in Praga, Checoslovaquia; jefe de investigación psiquiátrica en el Maryland Psychiatric Research Center; profesor asistente de Psiquiatría en la Johns Hopkins University en Baltimore, Maryland, y profesor residente en el Instituto Esalen en Big Sur, California, donde conoce y trabaja con Gregory Bateson, Joseph Campbell, Fritjof Capra, Rupert Sheldrake, Charles Tart, Angeles Arrien, Jack Kornfield, Ralph Metzner, Frances Vaugham, Roger Walsh y Ken Wilber, entre otros.
Stan Grof es reconocido como uno de los pioneros del movimiento de Psicología Transpersonal y es uno de los fundadores y directores de la International Transpersonal Association.
Actualmente reside en California. Ejerce como profesor de psicología en el California Institute of Integral Studies (CIIS). Imparte conferencias y seminarios alrededor del mundo. Es un escritor prolífico; entre sus publicaciones se cuentan más de cien artículos en revistas especializadas y numerosos libros, algunos de los cuales han sido publicados en español, entre ellos:
Psicología Transpersonal: Nacimiento, muerte y trascendencia en psicoterapia (Editorial Kairos); La mente holotrópica: Los niveles de la conciencia humana (Editorial Kairos); La tormentosa búsqueda del ser (co-autora Christina Grof) (La Liebre de Marzo); El juego cósmico: Exploraciones en las fronteras de la conciencia humana (Editorial Kairos); Psicoterapia con LSD (La Liebre de Marzo); y La Psicología del Futuro (La Liebre de Marzo); El viaje definitivo: la consciencia y el misterio de la muerte (La Liebre de Marzo).

Richard Moss III y Última Parte: "El llamado a la conciencia"

"Una de las verdades más fundamentales de este misterio es que todos estamos interconectados. A medida que cada uno de nosotros da un paso acercándose a la nueva conciencia, pasos similares se hacen más fáciles para los demás.
Cada uno de nosotros está siendo llamado a un nuevo nivel de conciencia. Sin importar si hemos tenido o no grandes aperturas espirituales, el simple hecho de saber que estamos respondiendo a este llamado imbuye nuestra vida de un significado profundo y una auténtica sensación de dicha.
Nos hemos embarcado en un viaje de increíble vitalidad, un viaje de esperanza, un viaje para la construcción
de una comunidad. Aquí, sin duda, está la posibilidad de una vida bien vivida donde cada uno es una vasija para una conciencia en evolución que eleva todo el tejido del ser para todos y para todo."

"El segundo milagro". Intimidad, espiritualidad y relaciones conscientes.
Richard Moss.

Dr Richard Moss . II Parte: "El llamado a la Conciencia"

"... El solo considerar esta posibilidad demanda gran coraje, pero es solamente el primer paso. Debemos alcanzar el punto en las profundidades de nuestro ser donde no podemos ir más allá con nuestro propio esfuerzo. Esto, desde el punto de vista de nuestro ego, es la más profunda, y fundamental herida, una herida que continuamente tratamos de evitar con todo el ingenio de nuestro intelecto y la fuerza de nuestra propia voluntad. Paradójicamente, es una herida sagrada, un regalo de la evolución misma, porque tiene el poder de transformarnos radicalmente y aún sanarnos si dejamos que nos entre suficientemente profundo. Tiene este poder precisamente porque es la herida que el ego no puede curar.
Estos son pensamientos serios, no son material de best sellers populares. Pero no soy para nada un pesimista, o un profeta del fin del mundo. Por el contrario, es porque he visto la increíble maravilla y milagro del despertar del alma humana que tengo fe.
En todos lados, más y más gente se está despertando al llamado interior del espíritu a través de un proceso que es a menudo, y al mismo tiempo, la más profunda herida y la milagrosa aurora de una nueva vida.
Ser herido lo suficientemente profundo, de forma que nuestro ego no puede finalmente remediarlo, es el ser llevado a un nuevo nivel de conciencia, un nuevo nivel de ser donde se nos llama nuevamente a nuestro verdadero hogar. Esto es más que esperanza, esta es la promesa de la vida misma, la promesa de la evolución.
No estoy diciendo que debemos sufrir intencionalmente para poder crecer. La vida está llena de posibilidad de deleite, pero no es nuestra alegría y la genuina paz interior la que nos limita, es nuestra capacidad para poder enfrentar el sufrimiento. La verdad es que la mayoría de nosotros no mirará más allá de nuestra vieja conciencia hasta que, por cualquiera que sean las razones o las circunstancias, nos falle categóricamente, y estemos, de verdad, sufriendo. Ahora si finalmente abriéramos nuestros ojos y nuestros corazones, descubriríamos que se nos ha puesto cara a cara con un misterio más profundo.
Imaginar que podemos evitar el sufrimiento, y seguir el camino de la paz, es una maniobra de nuestro ego que nos impide mirar con honestidad como nos sentimos, dar una mirada fresca a lo que de verdad está pasando en nuestras vidas, a todo el cambio, todo el cataclismo y aún la crueldad, toda la incertidumbre que insinúa un proceso más profundo en el que debemos aprender a confiar, y al que debemos dejarle espacio en nuestras vidas.
Puede que no se sienta para cada uno de nosotros, en la oscuridad de nuestra lucha personal, que este es un cambio evolutivo, pero puede serlo si nos consagramos a él.
La diferencia entre ser una víctima infeliz o enojada, o un discípulo en despertar, es toda la diferencia del mundo. A medida que cada uno de nosotros, empieza a tomar la responsabilidad de permitir que la "gracia" del proceso evolutivo ocurra, descubrimos el real potencial para la paz interior, y el real poder para actuar como partera de la nueva posibilidad que emerge para la vida en la Tierra."

"El segundo milagro". Intimidad, espiritualidad y relaciones conscientes.