El Tiempo del alma

venerdì 26 dicembre 2014

martedì 9 dicembre 2014

Richard Moss

Qué es lo que hacemos cuando llevamos nuestra consciencia totalmente al presente y nos damos cuenta de que "estoy aquí" ...? Nos movemos dentro de una consciencia más espaciosa y así creamos una distancia consciente de lo que estamos experimentando. A la vez, nos abrimos hacia nuestra experiencia inmediata para verla tal cual es, para verla en su totalidad, para invitarla a revelarse más completamente ante nosotros. Estamos mirando del modo más objetivo posible, sin reaccionar ni juzgar.Esto nos permite darnos cuenta de forma más completa de lo que estamos sintiendo o percibiendo en realidad; y no permanecemos meramente en nuestra mente, interpretando y analizando.
Resulta importante señalar que mover nuestra consciencia hacia el Ahora, creando de este modo distancia de nuestras sensaciones y pensamientos, no es una disociación.
Un error frecuente en que se incurre con las prácticas orientales de meditación es tratar de elevarse por encima de una experiencia y apartarse de esta, especialmente cuando una experiencia se considera negativa. Para ejercitar el poder de la consciencia, es necesario que estemos más presentes en nuestras experiencias sin perder nuestra consciencia más vasta. Con esta cualidad de atención, logramos la verdadera comprensión. Empezamos naturalmente a responder a nuestras experiencias de la manera más apropiada e inteligente.
Esta visualización íntima de nosotros mismos por nuestra consciencia es,de todas las relaciones, la fundamental. Creamos la posibilidad de una conexión consciente de empatía entre el yo (o ser) y nuestro verdadero ser, o lo que alternativamente se denomina Ser. El yo personal que experimentamos como nosotros mismos es sostenido, visto y sentido profundamente por eso, que nunca me rechazará, nunca me dará la espalda, nunca me juzgará. Sí puede vernos juzgando, atacándonos a nosotros mismos, creando nuestra propia desdicha; pero no juzga siquiera esto. Está simplemente presente en mí.
Esta presencia no necesita ser meramente neutral o indiferente. Podemos dejar que sea nuestro amigo de confianza, como hacían los poetas místicos persas Hafiz y Rumi cuando se referían a él como el "Huésped" o el "Amado", a quien se ofrecían y quien siempre los acogía.
La llave para cultivar el potencial sanador de la relación yo-Ser es la cualidad de nuestra atención: la firmeza, la gentileza y la aceptación de la "mirada" que volvemos hacia nosotros mismos. Debemos estar verdaderamente dispuestos a experimentar nuestras sensaciones y a ver claramente nuestros pensamientos sin reacción, permitiendo que el momento sea exactamente como es, sin defendernos contra estas sensaciones y pensamientos, sin que nuestras mentes se alejen con otros pensamientos. Entonces, eso que trasciende nuestra capacidad de nombrar o categorizar de cualquier manera, está presente ante nosotros y tiene la misma cualidad de aceptación que presentamos ante nosotros mismos. Esto constituye también la esencia de la meditación y la oración. Al mantener la atención en el momento presente, nos hacemos transparentes a lo trascendente. Es la aceptación del yo por la profunda empatía del Ser lo que en última instancia nos sostiene cuando enfrentamos los miedos más profundos, incluso el terror primario de nuestro ego, el no ser.

Extraído del libro :"El mandala del Ser". Dr. Richard Moss

sabato 6 dicembre 2014