El Tiempo del alma

mercoledì 12 giugno 2013

La purificación del alma. Dr. Roberto Assagioli - III Parte



Pero muy pronto nuevos y más graves obstáculos se representan ante el hombre, suscitándole nuevas y más profundas aprensiones.

                                  Pero no podía superar el terror
                                  de la visión de un león que apareció.

El león simboliza uno de nuestros más terribles enemigos internos: el orgullo espiritual, que con tanta facilidad invade al hombre cuando éste descubre en sí mismo una nueva fuerza y un nuevo poder y logra vislumbrar la maravillosa posibilidad de desarrollo que se abre ante sí.
Pero con ello desarrolla ese sentido de separación que es la verdadera antítesis de la espiritualidad, y levanta en consecuencia una gran barrera en su propio camino.


Pero esto no es todo: al león se une rápidamente la loba, emblema de toda codicia. Ella representa el principio mismo de la separatividad y del egoísmo, que son el verdadero origen de toda codicia y de lo que los orientales llaman "tumba": la ambición de vivir, la raíz de los deseos del alma individual.

Por ello no debe sorprender el hecho de que la loba no sólo obstaculice el camino ascendente de Dante, como las otras dos fieras, sino que además vaya a su encuentro y le rechace allí "donde calla el sol".
Cuando se encuentra frente a este gran peligro se le aparece Virgilio, al que invoca humildemente pidiéndole ayuda.

Así el hombre, después de haber constatado con dolorosa experiencia la dificultad de la vida, tras haber sufrido su primer amargo desengaño, pierde su osadía y presunción, y reconoce su propia debilidad e impotencia. Adquiere entonces la verdadera humildad, que por fin le permite poder ser ayudado.
Y, en cuanto lo ha logrado, la ayuda llega.

Esta es la gran y consoladora ley de la vida y del espíritu, que a menudo olvidamos en los momentos de duda y de desánimo, pero que siempre deberíamos recordar: la ayuda superior está siempre dispuesta y nunca nos es negada; nosotros somos los únicos obstáculos que la mantienen apartada.
Lo que ocurre es que no sabemos o no queremos creerlo así.

Pero en qué consiste verdaderamente esta ayuda? Y, de dónde proviene?

Veamos quién es Virgilio.

De él se suele decir que personifica la razón. Tal explicación no es errónea, pero resulta insuficiente sin un adecuado comentario que aclare la verdadera naturaleza y las verdaderas funciones del principio simbolizado por Virgilio.

Este principio se podría definir exactamente como la  discriminación espiritual que los hindúes llaman Viveka, que es el poder que posee la razón humana (cuando no está empañada, o no se ha desviado, por las pasiones y los sentimientos personales) para reconocer el buen camino a seguir y para guiar a la personalidad por este camino, animándola y ayudándola a evitar todo peligro.