Lo Inconsciente C.G. Jung
..." Los grandes problemas de la humanidad nunca se resolvieron por leyes generales, sino siempre únicamente por renovación de la actitud del individuo. Si ha habido un tiempo en que la meditación interior fuera de absoluta necesidad y de extrema conveniencia, es, sin duda, en nuestra época actual, preñada de catástrofes. Ahora bien; todo aquel que medite en su fuero interno tocará en las fronteras de lo inconsciente, que es precisamente donde está lo que ante todo hace falta saber."
Zürich, 1916 (Prólogo a la primera edición)
Zürich, 1916 (Prólogo a la primera edición)
..." Por las muchas cartas que recibí después de la publicación de la primera edición, he podido apreciar que el interés hacia los problemas del alma humana es, en el gran público, mucho más hondo de lo que yo esperaba.
Este interés ha de atribuirse, no en mínima parte, a la profunda conmoción que nuestra conciencia ha sufrido con el hecho de la guerra mundial. La contemplación de esta catástrofe obligó al hombre a recogerse sobre sí mismo en el sentimiento de su total impotencia. Vuelve el hombre los ojos hacia adentro, y como todo vacila, busca algo que le preste apoyo. Son demasiados todavía los que inquieren en lo externo: unos creen en el engaño de la victoria y del poderío triunfador; otros en tratados y leyes, y, por último, otros en la destrucción del orden establecido. Son demasiados pocos todavía los que se orientan hacia lo interno, hacia sí propios. Y todavía son menos los que se plantean la cuestión de si la mejor manera de servir a la sociedad humana no sería, en último término, que cada cual comenzase por sí mismo y ensayase, primero aisladamente, en su persona y en su propio estado interior, aquella suspensión del orden establecido, aquellas leyes, aquellas victorias que pregona por encrucijadas y caminos, en lugar de exigir todo esto a sus conciudadanos.
... La meditación del individuo sobre sí mismo, la conversión del individuo hacia el fondo del ser humano, hacia su propio ser, hacia su destino individual y social, es el principio para la curación de la ceguera que padece la hora presente
El interés por el problema del alma humana es un síntoma de esta conversión instintiva hacia dentro."
Este interés ha de atribuirse, no en mínima parte, a la profunda conmoción que nuestra conciencia ha sufrido con el hecho de la guerra mundial. La contemplación de esta catástrofe obligó al hombre a recogerse sobre sí mismo en el sentimiento de su total impotencia. Vuelve el hombre los ojos hacia adentro, y como todo vacila, busca algo que le preste apoyo. Son demasiados todavía los que inquieren en lo externo: unos creen en el engaño de la victoria y del poderío triunfador; otros en tratados y leyes, y, por último, otros en la destrucción del orden establecido. Son demasiados pocos todavía los que se orientan hacia lo interno, hacia sí propios. Y todavía son menos los que se plantean la cuestión de si la mejor manera de servir a la sociedad humana no sería, en último término, que cada cual comenzase por sí mismo y ensayase, primero aisladamente, en su persona y en su propio estado interior, aquella suspensión del orden establecido, aquellas leyes, aquellas victorias que pregona por encrucijadas y caminos, en lugar de exigir todo esto a sus conciudadanos.
... La meditación del individuo sobre sí mismo, la conversión del individuo hacia el fondo del ser humano, hacia su propio ser, hacia su destino individual y social, es el principio para la curación de la ceguera que padece la hora presente
El interés por el problema del alma humana es un síntoma de esta conversión instintiva hacia dentro."
Zürich, 1918. (Prólogo a la segunda edición)
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