El Tiempo del alma

domenica 24 luglio 2016

C. G. Jung Recuerdos, sueños y pensamientos

Tenía dieciocho años y procedía de una familia culta. A los quince años fue seducida por su hermano y abusaron de ella sus compañeros de escuela.

A partir de los dieciséis años vivió aislada. Se ocultaba ante los hombres y acabó por identificarse en sus sentimientos con un mastín malo que pertenece a los demás, y con quienes intentaba reconciliarse. 

Se volvió cada vez más extraña, ya los diecisiete años vino al frenopático, donde permaneció año y medio. Oía voces, rechazaba los alimentos y enmudeció por completo. 

Cuando la vi por vez primera se encontraba en un estado típicamente catatónico.


En el transcurso de varias semanas logré paulatinamente hacerla hablar.


Después de superar una tenaz resistencia me contó que había vivido en la luna.


Ésta estaba habitada, pero al principio sólo vio hombres. Éstos la habían llevado consigo a una morada «sublunar» donde se hallaban encerradas sus mujeres e hijos. Sobre las altas montañas de la luna habitaba un vampiro que raptaba y mataba a los niños y mujeres, por lo cual la población selenita estaba amenazada de exterminio.
Tal era la razón de la existencia «sublunar»de la mitad femenina de la población. 


Mi paciente decidió ahora hacer algo por la población de la luna y se propuso destruir al vampiro. Después de largos preparativos, esperó al vampiro sobre la azotea de una torre que se construyó con este fin.
Al cabo de una serie de noches lo vio por fin aproximarse volando desde lejos, como un gran pájaro negro.   


Tomó su largo cuchillo para el sacrificio, lo ocultó entre sus ropas y esperó su llegada. Repentinamente apareció ante ella. Tenía varios pares de alas. Bajo éstas, su rostro y toda su figura quedaban ocultos, de modo que ella no podía ver más que sus plumas.

 Estaba extrañada y le picó la curiosidad por lo que decidió saber qué aspecto tenía. Se acercó a él sosteniendo el cuchillo en su mano. Entonces el pájaro abrió sus alas y ante ella apareció un hombre divinamente hermoso. La estrechó entre sus brazos alados con un garfio de hierro de modo que ella ya no podía servirse del cuchillo. 
Además, quedó tan hechizada por la mirada del vampiro que no hubiera sido ya capaz de acuchillarlo. La levantó del suelo y voló con ella. 

Después de esta revelación pudo hablar sin impedimentos y volvieron a presentarse sus resistencias; yo le había cerrado el camino de regreso a la luna,ya no podía marcharse de la tierra. 


Este mundo no es hermoso, en cambio la luna sí lo era y la vida allí estaba llena de atractivos. 


Algo más tarde tuvo una recaída en su catatonía. Deliró durante cierto tiempo. Cuando al cabo de dos meses fue dada de alta, se podía volver a hablar con ella y progresivamente fue viendo que la vida sobre la tierra es algo inevitable. Pero desesperadamente se resistió a aceptar la inevitabilidad de la vida y sus consecuencias, y tuvo que ser internada nuevamente. 


Una vez la visité en su celda y le dije: «¡Todo esto no le servirá para nada, no puede ya regresar a la luna!» 


Me escuchó en silencio y completamente indiferente. Esta vez permaneció poco tiempo en el frenopático y aceptó resignadamente su destino.
Se colocó de enfermera en un sanatorio. Allí había un médico asistente que intentó acercarse a ella de modo poco atento, a lo cual ella respondió con un disparo de revólver. Por suerte sólo le ocasionó una leve herida. ¡Así pues se había procurado un revólver! 


Ya anteriormente había llevado consigo un revólver cargado que a última hora, al terminar el tratamiento, me entregó.


Ante mi asombro, dijo: «¡Con él le hubiera matado a tiros si me hubiera usted faltado!» 


Cuando se repuso de la excitación a causa del disparo regresó de nuevo a su país. Se casó, tuvo varios hijos y sobrevivió a dos guerras mundiales en el Este sin experimentar ninguna recaída. 


¿Qué decirse para explicar sus fantasías? A causa del incesto que sufrió de jovencita se sintió rebajada ante los ojos del mundo, pero en cambio en el reino de la fantasía se sentía ensalzada: se sintió trasladada, por así decirlo, aun reino mítico; pues el incesto es, según la tradición, una prerrogativa del rey de los dioses. 


A través de ello, sin embargo, se produjo una total enajenación del mundo, el estado de psicosis. Se convirtió, por así decirlo, en extra-mundana y perdió el contacto con los hombres. Llegó a un distanciamiento cósmico, en la bóveda celeste, donde encontró al demonio alado.

 Transfirió esta figura en mí durante el tratamiento, siguiendo la regla.Por ello, automáticamente, estuve amenazado de muerte, como cualquiera que hubiera intentado convencerla de la existencia humana normal. A través de sus explicaciones, en cierto modo, había descubierto el demonio en mí y ligado de este modo a un hombre terrestre. Por ello pudo volver a la vida e incluso casarse.

Yo mismo, desde entonces, vi con otros ojos el sufrimiento de los enfermos mentales, pues sabía ahora también de los significativos acontecimientos de su vivencia interna.

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