El viaje espiritual no consiste en conseguir lo que no se tiene, sino en disipar la ignorancia sobre sí mismo y la vida y en desarrollar la comprensión que empieza con el despertar espiritual. Encontrar a Dios es llegar hasta el propio Sí-Mismo.
En la vida espiritual no es preciso disponer de un mapa del camino para emprender el viaje; por el contrario, el hecho de tener a mano una orientación detallada entorpece la marcha.
Los aventureros que se atreven a hacer experiencias con la vida espiritual no consiguen la revelación de sus profundos secretos. Estos no están hechos para el ocioso que busca garantías en cada momento. El que contempla el océano desde la playa sólo conocerá su superficie, pero el que está dispuesto a conocer sus profundidades, debe estar dispuesto a sumergirse en él.
"Más pronto o más tarde el hombre debe observar en su interior, hacer una profunda ponderación y buscar en su corazón los factores que lo mantienen en la esclavitud espiritual; y más pronto o más tarde debe romper las cadenas roedoras del pensamiento separador que lo aleja de la inmensa e ilimitada vida espiritual de la cual es heredero legítimo."
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