El Tiempo del alma

venerdì 18 settembre 2015

Estados holotrópicos de conciencia. Dr.Stanislav Grof


Mi interés fundamental es el de centrarme en experiencias que supongan una fuente útil de datos sobre la psique humana y la naturaleza de la realidad, particularmente aquéllos que revelan diversos aspectos de la dimensión espiritual de la existencia. Me gustaría igualmente examinar el potencial sanador, transformador y evolutivo de dichas experiencias. A este respecto, la expresión estados no ordinarios de conciencia es demasiado general, puesto que incluye una amplia gama de estados que no son interesantes o relevantes desde este punto de vista.
La conciencia puede ser profundamente modificada por una variedad de procesos patológicos: por traumas cerebrales, por intoxicaciones con venenos, por infecciones o por procesos degenerativos y circulatorios del cerebro. Sin duda, estas diversas condiciones físicas pueden tener como consecuencia profundos cambios mentales que podrían incluirse en la categoría de estados no ordinarios de conciencia. Sin embargo lo que producen son "delirios parciales " o "psicosis orgánicas", estados que son muy importantes clínicamente, pero que no son relevantes para nuestra exposición. Las personas que padecen estados de delirio se caracterizan por una pérdida de orientación. Pueden estar confundidas hasta tal punto que no saben quiénes son, ni dónde están o en qué mes o año viven. Como característica típica manifiestan una perturbación de las funciones intelectuales y padecen una amnesia inmediata respecto a las experiencias que acaban de tener.
Por ello reduciré esta exposición a un amplio e importante subgrupo de estados no ordinarios de conciencia a los que la psiquiatría contemporánea no ha dado un término específico. Como estoy convencido de que merecen distinguirse del resto y ser situados en una categoría especial, he acuñado para ellos el nombre de holotrópicos (Grof 1992). Esta palabra compuesta significa literalmente "orientada a la totalidad" o "que se mueve en dirección a la totalidad" (de la palabra griega holos= todo, y trepein = moverse hacia o en dirección a algo).
El término sugiere que en nuestro estado cotidiano de conciencia no estamos realmente enteros; estamos fragmentados e identificados sólo con una pequeña fracción de lo que realmente somos.


Los estados holotrópicos se caracterizan por una transformación específica de la conciencia acompañada de cambios perceptivos en todas las zonas sensoriales, con emociones intensas, a menudo insólitas, y con profundas alteraciones de los procesos de pensamiento. También suelen hallarse asociadas con una variedad de intensas manifestaciones psicosomáticas y de formas de comportamiento no convencionales.
La conciencia se ve modificada cualitativamente de una forma profunda y fundamental, pero, a diferencia de los estados de delirio, no se ve gravemente impedida. En los estados holotrópicos experimentamos la intrusión de otras dimensiones de existencia que pueden ser muy intensas e incluso abrumadoras. Sin embargo, al mismo tiempo, solemos permanecer plenamente orientados y no perdemos totalmente el contacto con la realidad cotidiana. Por el contrario, experimentamos simultáneamente dos realidades muy diferentes.
Los cambios extraordinarios de apreciación sensorial representan un aspecto muy importante y característico de los estados holotrópicos. Con los ojos abiertos, es típico ver profundos cambios en las formas y colores del entorno. Cuando cerramos los ojos podemos ser desbordados por imágenes procedentes de nuestra historia personal y del inconsciente colectivo. Todo esto puede ir acompañado de ua amplia variedad de experiencias en las que participan todos los sentidos: sonidos diversos, sensaciones físicas, olores y sabores.
Las emociones asociadas con los estados holotrópicos cubren un amplio espectro que se extiende mucho más allá de los límites de nuestra experiencia cotidiana. Abarcan desde sentimientos de éxtasis, bienaventuranza celestial y paz que sobrepasa toda comprensión, a episodios de terror abismal, cólera insuperable, profunda desesperación, culpabilidad devoradora y otras formas de extremo sufrimiento emocional. La intensidad de estas experiencias de agonía puede compararse a las descripciones de las torturas del infierno en algunas de las grandes religiones del mundo.
Las sensaciones físicas que acompañan a estos estados se hallan igualmente polarizadas. Dependiendo del contexto de la experiencia, pueden abarcar desde una sensación de salud y bienestar extraordinarios, un funcionamiento fisiológico óptimo y sensaciones sexuales orgásmicas de enorme intensidad, a una extrema incomodidad, como dolores insoportables, opresión, nauseas o sentimientos de asfixia.
Un aspecto particularmente interesante de los estados holotrópicos es el efecto que tienen sobre los procesos de pensamiento. El intelecto se ve disminuido, pero funciona de una forma significativamente diferente de su funcionamiento cotidiano.
Aunque podamos no ser capaces de confiar en estos estados o en nuestro juicio para los asuntos prácticos ordinarios, podemos ser literalmente desbordados por una información nueva y digna de ser tenida en cuenta sobre una gran variedad de temas. Podemos alcanzar profundas comprensiones psicológicas en relación con nuestra historia personal, la dinámica inconsciente, las dificultades emocionales y los problemas interpersonales. También podemos tener la experiencia de revelaciones extraordinarias relativas a diversos aspectos de la naturaleza y el cosmos, y que trascienden nuestra formación educativa e intelectual.
Las comprensiones penetrantes más interesantes a las que se tiene acceso en los estados holotrópicos giran alrededor de temas filosóficos, metafísicos y espirituales.

"El juego cósmico" . Dr. Stanislav Grof

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