La Ley de la Resonancia
La Ley de la Resonancia afirma que cada ser humano se coloca en un particular nivel de conciencia que le permite entrar en resonancia exclusivamente con otros seres humanos, lugares, situaciones y formas de arte que se encuentran en un nivel o plano de conciencia similares al suyo.
En otras palabras “Lo similar atrae lo similar”.
La Resonancia permite que cada uno de nosotros manifieste en su entorno aquello más adecuado para su grado actual evolutivo y, especialmente, con el ambiente más estimulante, a fin de cumplir el próximo paso en su camino.
Esto significa que, tal vez, las condiciones en las cuales nos hallamos podrían no gustarnos o, más aún, podríamos encontrarlas pésimas, pero para la ley de Resonancia no hay exenciones: todo lo que se manifiesta a nuestro alrededor lo hemos llamado con el fin de ampliar más rápidamente nuestra conciencia.
Muchas personas afirman estar en un lugar de trabajo equivocado o con el compañero equivocado. Esta afirmación no puede ser verdadera, justamente porque somos nosotros los que atraemos inconscientemente, por resonancia, la realidad que nos es más útil en un determinado momento.
Desde una perspectiva esotérica y, por tanto, evolutiva, siempre nos encontramos en el mejor lugar donde podríamos estar.
En la medida en la cual cambiamos internamente cambian también las personas y los lugares que atraemos hacia nosotros.
Cuando decimos “Yo no debería estar acá; éste es el planeta equivocado para mí”, es una afirmación errónea.
La Tierra es el planeta que posee las mejores condiciones para la evolución de nuestra alma, y no poder percibirlo es indicativo de nuestra escasa capacidad de acoger la voluntad de la misma alma.
Estamos todavía excesivamente identificados con la personalidad, no logramos comprender la preciosidad de la Tierra para nuestra evolución y, por lo tanto, a fin de cuentas, eso significa que justamente quien se lamenta de este planeta es quien tiene mayor necesidad de poder “reencontrar su alma”.
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