El Tiempo del alma

mercoledì 8 aprile 2015

Emergencia Espiritual: "La comprensión de las crisis evolutivas." Por Stanislav Grof y Christina Grof

"El místico, dotado con talentos naturales ... y siguiendo ... las instrucciones de un maestro, penetra en el agua  y se da cuenta de que puede nadar; por el contrario, el esquizofrénico, no dotado, sin preparación y sin guía, se cae o se sumerge deliberadamente y se ahoga." Joseph Campbell


Sentimientos de unidad con el universo entero. Visiones e imágenes de tiempos y lugares lejanos. Sensaciones de corrientes vibrantes a través de todo el cuerpo, acompañadas de espasmos y fuertes  temblores. Visiones de dioses, semidioses y demonios. Vívidos destellos de luces brillantes con colores del arco iris. Miedo a caer en una locura inminente, o también a morir.

Cualquiera que experimente estos fenómenos extremos físicos y mentales es etiquetado inmediatamente como psicótico por la mayoría de los occidentales. Sin embargo, cada vez es mayor el número de personas que parecen haber tenido experiencias similares a las que acabamos de describir, y en lugar de caer irremediablemente en la demencia, con frecuencia emergen de estos estados extraordinarios con una mayor sensación de bienestar y un mejor funcionamiento en su vida diaria. Además, en muchos casos se han solucionado a lo largo de este proceso viejos problemas emocionales, físicos y mentales.

Podemos encontrar muchos paralelismos de incidentes parecidos en las vidas de los santos, de los yoguis, de los místicos y de los chamanes. De hecho, todas las obras espirituales y las tradiciones de todo el mundo validan el poder de curación y de transformación de tales estados extraordinarios para aquellas personas que los viven. Entonces, por qué las personas que tienen este tipo de experiencias en el mundo actual son rechazadas casi siempre como enfermos mentales?

Aunque existen muchas  excepciones individuales, la corriente principal de la psicología y de la psiquiatría, en general, no distingue entre misticismo y enfermedad mental. Estas disciplinas no reconocen oficialemnte que las grandes tradiciones espirituales que se han dedicado al estudio de la conciencia humana durante milenios tienen algo que ofrecer. Así, se ignoran y se desechan de manera indiscriminada los conceptos y prácticas que se encuentran en el budismo, el hinduismo, el cristianismo, el sufismo y otras tradiciones místicas.

Muchos sucesos de los estados no habituales de la mente, incluso aquellos que son dramáticos y alcanzan proporciones psicóticas, no constituyen forzosamente síntomas en un sentido médico estricto. Nosotros las consideramos como crisis en la evolución de la conciencia, o "emergencias espirituales", comparables a los estados descritos por las diversas tradiciones místicas del mundo.

La visión del mundo creada por la ciencia tradicional occidental, y que es la visión dominante en nuestra cultura, cuando se aplica en su forma más estricta es incompatible con cualquier noción de espiritualidad. En un universo en el que solamente son reales las formas materiales, tangibles y mensurables, se considera que todas las demás formas de actividad religiosa o mística reflejan ignorancia, superstición, irracionalidad o inmadurez emocional. De esta manera, las vivencias directas de realidades espirituales son interpretadas como "psicóticas", es decir, como manifestaciones de perturbaciones mentales.

Nuestras experiencias y observaciones personales, durante años de implicación en diversas formas de psicoterapia vivencial profunda, nos han conducido a la convicción de que es importante reconsiderar con ojos nuevos esta situación en la psiquiatría y en nuestra visión del mundo en general, para hacer una nueva valoración a la luz de la evidencia, tanto histórica como reciente.
Hace tiempo que debería haberse hecho una revisión radical del misticismo y de la psicosis. Una clara distinción entre estos dos tipos de fenómenos comporta consecuencias de gran repercusión práctica para aquellas personas que experimentan estados no ordinarios de conciencia, en especial cuando tienen un matiz espiritual.

Es importante reconocer las emergencias espirituales y tratarlas adecuadamente, porque poseen un gran potencial positivo de crecimiento personal y de curación, que normalmente sería eliminado por un enfoque insensible y una indiscriminada medicación de rutina.

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