Cuando no sepas qué ocurre en un grupo, no claves más tu vista. Relájate y mira suavemente con tu ojo interior.
Cuando no entiendas qué dice una persona, no persigas cada una de sus palabras. Rinde tus esfuerzos. Silénciate interiormente y escucha con tu ser más profundo.
Cuando te asombre algo que veas o escuches, no luches por entender. Retírate un momento en ti mismo y cálmate. Cuando una persona está en calma, lo complejo se pone simple.
Saber qué ocurre, no empujar, abrirse y estar atento. Mira sin clavar la vista. Escucha con más quietud que agudeza. Usa la intuición y la reflexión en lugar de descifrar.
Mientras más te liberes de tu empeño, y mientras más abierto y receptivo estés, con más facilidad sabrás qué está ocurriendo.
Además, quédate en el presente. El presente es más accesible que los recuerdos del pasado y que las fantasías del futuro.
Por lo tanto, pon tu atención en lo que ocurre aquí y ahora.
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